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Chao, Subcultura
Subcultura (2006-2018) es una de esas redes de internet que ni siquiera te acuerdas cómo la descubriste, pero sientes como si siempre hubiese estado. Lo que sí me acuerdo es del contexto en que estaba: 2012, año en que adquirí mi tableta gráfica, una Wacom Bamboo que aún me acompaña; además de que conocí un montón de gente en Twitter y Tumblr que también dibujaba (cosa que no logré en años anteriores). Todo eso me dio un subidón de ánimos para seguir dibujando y tomármelo más en serio, luego de años "dormido".
Partí con Günther, una especie de remake de un cómic breve que hice para una clase, sin saber que iba a ir a un concurso de cómics de la Teletón, y que eventualmente ganaría. Eso sí, lo dejé de lado porque sentí que algo más serio no era lo mío. Habitación 8 venía a llenar ese hueco: una dibujante introvertida y tranquila tiene que convivir de la noche a la mañana con una de sus creaciones que salió a la vida de la nada, y que es muy escandaloso. Confieso que Paulette, la protagonista, tiene mucho de lo que yo era y lo que quería ser. El que me conocía bien podía notar las similitudes. Mientras tanto, traté de volver con mi antiguo blog cajón-de-sastre LVcosas, el cual luego reformulé en Rayas por doquier, para luego ser Vida a rayas. Años después, ya en la universidad, y con mi veta minimalista pseudo-UPA ya consolidada, quise hacer historias como las que hacía cuando niño, con personajes caricaturescos y con una fuerte carga de comedia; y mezclándolo con una estética y tecnología de principios de milenio nació Cyberboard.
Eso si, ocurrió la vida, y de a poco mi tiempo para mis proyectos se ha reducido: horarios y deberes de la universidad, ayudar en la casa y más ocurrencias que no detallaré aquí. Todo eso ha causado que me alejara un poco de la comunidad (aunque seguía en contacto con varios miembros), aunque no del todo. Tuve el honor de ser el primer artista de Ramona la dragona, mi primer webcómic que no es en solitario, además de aparecerme cada año diseñando la imagen central de los Intercambios Navideños.
La noticia del cierre de Subcultura nos pilló volando bajo. Para lo que algunos fue Fotolog o MySpace, para varios de acá lo fue Subcultura: una comunidad que siempre estuvo ahí, y que -con plátanos y todo- recordaremos con cariño. Incluso yo, que llegué en la época tardía (2012), lo sentí así, dado que en esa época comencé a abrirme campo en lo artístico; además que comencé a conocer gente con la que compartía esta motivación del dibujo (antes de internet tenía un círculo artístico compuesto íntegramente por mí mismo), y para mi sorpresa había muchos compatriotas chilenos ahí, con los que empecé a armar contactos y eventualmente conocería en persona e incluso formaría un colectivo con ellos. Eso sin contar toda la gente de otras latitudes que conocí, con los que aún mantengo contacto... aparte de ser la causa de que gran parte de mi inicio en Twitter sea de temas españoles, que uno después hasta termina entendiendo.
Este cierre será doloroso (más aún cuando con el sitio se irá todo lo que alguna vez fue subido ahí), pero... Yo prefiero quedarme con todo lo bueno que salió de aquí. Claro, se siente como un cierre abrupto, pero estoy seguro de que (tanto en mi caso como los de varios acá) los lazos que se hayan creado aquí se perpetuarán en otras redes, ya sea en otras redes sociales o en otras plataformas de webcomics (ya sea por mudanza o por alguna sucesora a Sub que llegue). Varios seguiremos en contacto, ya sea hablando activamente entre nosotros o siguiendo silenciosamente sus trabajos que suban; y es lindo ponerse a pensar que este sitio, aún con sus parches, arreglos y todo, hizo posible este punto de encuentro entre todos nosotros.
Gracias por todo, Subcultura. Y nos vemos en el más allá.
Y por si no quieren perderme la pista, estoy en Tapas. Y también en Facebook, Twitter e Instagram. Y mi portafolio.
Este blog fue subido a mi cuenta de Subcultura horas antes del cierre. Quedará respaldo aquí para la posteridad.
Partí con Günther, una especie de remake de un cómic breve que hice para una clase, sin saber que iba a ir a un concurso de cómics de la Teletón, y que eventualmente ganaría. Eso sí, lo dejé de lado porque sentí que algo más serio no era lo mío. Habitación 8 venía a llenar ese hueco: una dibujante introvertida y tranquila tiene que convivir de la noche a la mañana con una de sus creaciones que salió a la vida de la nada, y que es muy escandaloso. Confieso que Paulette, la protagonista, tiene mucho de lo que yo era y lo que quería ser. El que me conocía bien podía notar las similitudes. Mientras tanto, traté de volver con mi antiguo blog cajón-de-sastre LVcosas, el cual luego reformulé en Rayas por doquier, para luego ser Vida a rayas. Años después, ya en la universidad, y con mi veta minimalista pseudo-UPA ya consolidada, quise hacer historias como las que hacía cuando niño, con personajes caricaturescos y con una fuerte carga de comedia; y mezclándolo con una estética y tecnología de principios de milenio nació Cyberboard.
Eso si, ocurrió la vida, y de a poco mi tiempo para mis proyectos se ha reducido: horarios y deberes de la universidad, ayudar en la casa y más ocurrencias que no detallaré aquí. Todo eso ha causado que me alejara un poco de la comunidad (aunque seguía en contacto con varios miembros), aunque no del todo. Tuve el honor de ser el primer artista de Ramona la dragona, mi primer webcómic que no es en solitario, además de aparecerme cada año diseñando la imagen central de los Intercambios Navideños.
La noticia del cierre de Subcultura nos pilló volando bajo. Para lo que algunos fue Fotolog o MySpace, para varios de acá lo fue Subcultura: una comunidad que siempre estuvo ahí, y que -con plátanos y todo- recordaremos con cariño. Incluso yo, que llegué en la época tardía (2012), lo sentí así, dado que en esa época comencé a abrirme campo en lo artístico; además que comencé a conocer gente con la que compartía esta motivación del dibujo (antes de internet tenía un círculo artístico compuesto íntegramente por mí mismo), y para mi sorpresa había muchos compatriotas chilenos ahí, con los que empecé a armar contactos y eventualmente conocería en persona e incluso formaría un colectivo con ellos. Eso sin contar toda la gente de otras latitudes que conocí, con los que aún mantengo contacto... aparte de ser la causa de que gran parte de mi inicio en Twitter sea de temas españoles, que uno después hasta termina entendiendo.
Este cierre será doloroso (más aún cuando con el sitio se irá todo lo que alguna vez fue subido ahí), pero... Yo prefiero quedarme con todo lo bueno que salió de aquí. Claro, se siente como un cierre abrupto, pero estoy seguro de que (tanto en mi caso como los de varios acá) los lazos que se hayan creado aquí se perpetuarán en otras redes, ya sea en otras redes sociales o en otras plataformas de webcomics (ya sea por mudanza o por alguna sucesora a Sub que llegue). Varios seguiremos en contacto, ya sea hablando activamente entre nosotros o siguiendo silenciosamente sus trabajos que suban; y es lindo ponerse a pensar que este sitio, aún con sus parches, arreglos y todo, hizo posible este punto de encuentro entre todos nosotros.
Gracias por todo, Subcultura. Y nos vemos en el más allá.
Y por si no quieren perderme la pista, estoy en Tapas. Y también en Facebook, Twitter e Instagram. Y mi portafolio.
Este blog fue subido a mi cuenta de Subcultura horas antes del cierre. Quedará respaldo aquí para la posteridad.
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