Un mes de tinta

Se acabó la edición 2015 de Inktober, la séptima de la iniciativa creada por Jake Parker. Y en mi caso, la segunda vez que decido hacerme parte de la dinámica. Curiosamente, la segunda vez que logro completar los 31 días del mes.

Lo anterior es todo un logro para mí, sobre todo porque hasta hace algunos años era un poco reacio a trabajar con pinceles o plumas, principalmente por pésimas experiencias anteriores en el colegio. Ya desde que volví a las acuarelas el 2013, logré reconciliarme con las técnicas tradicionales, y agarrar más confianza con mi habilidad y mejorarla, al punto de volver a entintar cómics tradicionalmente, y eventualmente mezclarlos con técnicas digitales. Después de todo, fue un lindo reencuentro.
Además, Inktober volvió a ser una prueba a mi constancia. Darse el tiempo cada día, sin importar lo ocupado o presionado que se esté, para dibujar con tinta fue todo un desafío, pero fue mi momento de relajo diario. Ahora, ¿cómo tener temas para dibujar durante 31 días?

Lo importante de Inktober no es necesariamente completar los 31 días (si lo haces, bien por ti). Lo crucial es practicar entintado. Sea como sea. Y las ideas podían estar en cualquier lado. Algo que conversaste o viste, algún regalo para alguien, o alguna cosa simple como dibujar patos el día 22 (por lo de “par de patos”). Otros aristas en internet hicieron sus propias dinámicas: Rainaro se dibujó a ella misma como diferentes seres y monstruos de Halloween, y Takamo hizo un especial con personajes de la cultura pop chilena. Otros hicieron uno que otro remake de dibujos de ediciones pasadas. ¿Cual es el punto de todo esto? No acomplejarse si no se pudo hacer uno diario. La práctica es lo que queda, y eso nunca te restará. Quién sabe, te puede encariñar con los métodos tradicionales y, como lo fue en mi caso, reencantarte con las tintas que fueron tan esquivas en el pasado.


El álbum de mis aportes para este Inktober está disponible en Facebook, así como una recopilación en Tumblr.

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